Ermita de San Juan - Burgos
REESTRUCTURACIÓN RENACENTISTA DEL TEMPLO DE SAN LESMES, por César Alonso de Porres Fernández (Boletín de la Institución Fernán González, nº 241, 2010, págs. 279-303) - Fragmento.
ANTECEDENTES DEL TEMPLO DEDICADO A SAN LESMES
La ermita de san Juan. [...] Para encontrar la explicación hemos de remontarnos, aunque parezca superfluo, a la primitiva ermita de san Juan, edificada junto al río Vena, pocos metros antes de su desembocadura en el Arlanzón. La ermita fue mandada edificar por Alfonso VI hacia el año 1080, junto con un hospital para acoger a pobres y peregrinos. Más tarde, en el 1091, fue confiada por el mismo rey, como lugar para su trabajo pastoral, a Lesmes, abad benedictino venido de Francia. Después de seis años en esta tarea el abad murió en olor de santidad y su cuerpo fue sepultado en la ermita donada por el rey. Por ese motivo, a lo largo de casi trescientos años, este lugar de culto se convirtió en centro de máximo interés religioso para los devotos del santo abad.
Pasados los años, las intrigas y dificultades amenazadoras contra la corona de Castilla, que en el año 1369 había estrenado la dinastía Trastámara después de la muerte violenta de Pedro I, interrumpieron de modo brusco el coro de alabanzas y plegarias a san Lesmes que se elevaba al cielo desde este pequeño santuario. En el 1383 un decreto del rey Juan I ordenó la demolición de la ermita que guardaba las reliquias del santo. Lo aconsejaban razones estratégicas. La construcción de la nueva cerca de la ciudad, realizada en el último tercio del siglo XIII en el reinado de Alfonso X, había dejado la muralla tan próxima a la antigua ermita de san Juan, que desde ella se hacía muy fácil el asalto a la ciudad, en caso de ser atacada por tropas desafectas al rey.
El decreto sembró la confusión entre los burgaleses asiduos a los cultos celebrados en la ermita, que para entonces se había convertido en una de las parroquias de la ciudad, dependiente de la jurisdicción del abad del Monasterio de san Juan. Los parroquianos pensaron que, dada la condición olvidadiza de los humanos, el sepulcro de san Lesmes sería arrumbado y, no tardando mucho, ignorado. Por ese motivo la desagradable noticia provocó una reacción positiva, que fue el detonante de una epopeya de varios capítulos plasmada en piedra.
El decreto real, por tanto, no ahogó la veneración al sepulcro de san Lesmes, sino que la avivó hasta contagiar a todos los burgaleses. El rey, los devotos, los parroquianos y los monjes, todos a una, soñaron con un nuevo templo, ubicado también extramuros de la ciudad, cercano a la ermita desaparecida y a la sombra del monasterio benedictino de san Juan. La reacción no se hizo esperar.
Inmediatamente un piadoso vecino de la ciudad, llamado Pedro Fernández de Villegas, donó al monasterio de san Juan el solar de una antigua fundición de su familia, a la otra orilla del Vena, y muy cercano a la capilla derribada. El rey, Juan I, hizo una considerable aportación económica y renunció a las tercias reales, los dos novenos, que le correspondían de los diezmos de la iglesia demolida. Los monjes, los parroquianos y los devotos hicieron cuentas y de sus sobrantes aportaron lo suficiente para construir una iglesia más capaz, bella y acorde con el gusto arquitectónico de los tiempos.
Nació en Loudun, Poitou (Francia), en el seno de una familia rica. Siendo joven, repartió sus bienes entre los pobres y vestido con ropas de sirviente fue en peregrinación a Roma. Posteriormente, se hizo monje y llegó a ser abad del monasterio de La Chaise-Dieu, en Auvernia.
La reina Constanza de Borgoña, de origen francés y esposa del rey Alfonso VI, le llamó para que sustituyese la liturgia mozárabe por la romana.
Fundó en Burgos el monasterio benedictino de San Juan Evangelista, donde se dedicó a atender a los peregrinos del Camino de Santiago.
En 1085, durante la reconquista de Toledo, animó al ejército castellano para que se introdujese en la ciudad a través del río Tajo.
Falleció en el año 1097 y fue enterrado en la desaparecida ermita de San Juan. Cuando esta fue demolida en 1383 por orden de Juan I de Castilla por motivos estratégicos, su tumba fue trasladada a la iglesia de San Lesmes.
Su entrega al servicio de los pobres y enfermos le mereció el ser considerado santo. Es patrón de la ciudad de Burgos.
La iglesia de San Lesmes es un templo gótico de la ciudad española de Burgos en la que se encuentra enterrado San Lesmes Abad, patrón de la ciudad.
La iglesia de San Lesmes en Burgos se ubica extramuros de la ciudad medieval, frente a la puerta de San Juan, en pleno camino de Santiago, a orillas del río Vena poco antes de su desembocadura en el Arlanzón, en una amplia plaza también delimitada por la biblioteca y la casa de cultura, construida sobre los restos del antiguo Hospital de San Juan, del que sólo se conserva la portada, y por las ruinas del antiguo monasterio benedictino del que ambos dependían.
- Vórtice levógiro de 13500 UB junto a un banco situado frente al nº 18 de la calle San Lesmes de Burgos, coincidiendo probablemente con el ábside de la desaparecida ermita de San Juan.
- La desaparecida ermita de San Juan estaba situada junto a la muralla de Burgos, en la margen derecha del río Vena y cerca del Arco de San Juan (antigua puerta de entrada de la muralla).
- Levantada por orden de Alfonso VI hacia 1080, Juan I ordenó su demolición en 1383 al suponer un peligro estratégico por encontrarse junto a las nuevas murallas ampliadas en el siglo XIII; así pues, la ermita existió durante unos 300 años.
- La ermita de San Juan fue sustituida en el siglo XIV por la iglesia de San Lesmes, construida casi enfrente de la ermita, pero en la margen izquierda del río Vena.
Calle San Lesmes - Burgos |