La francesada en Burgos (1808-1813)


Con la retirada de los franceses en junio de 1813, el castillo es testigo de los últimos preparativos que el contingente realiza antes de su marcha definitiva. Allí trabajan para hacer desaparecer cualquier material, bélico o documental, que pudiera serle útil al enemigo; el procedimiento elegido es volar la fortaleza. La hacen saltar por los aires sin dar tiempo a la evacuación de los últimos soldados. Más de doscientos militares franceses mueren en la explosión, que estremece a toda la población.​

Durante la Guerra de la Independencia y al retirarse los franceses de la ciudad en junio de 1813, el castillo fue testigo de los últimos preparativos que el contingente realizó antes de su marcha definitiva. Allí trabajaron para hacer desaparecer cualquier material, bélico o documental, que pudiera serle útil al enemigo; el procedimiento elegido fue volar la fortaleza. La hicieron saltar por los aires sin dar tiempo a la evacuación de los últimos soldados, por lo que más de doscientos militares franceses murieron en la explosión, que estremeció a toda la población.

La iglesia de Santa María la Blanca quedó destruida, se perdieron buena parte de las vidrieras de la catedral y se produjeron daños en el antepecho de la torre del crucero, así como en la iglesia de San Esteban.

Entre septiembre y octubre de 1812 el castillo fue el centro protagonista del asedio de Burgos dirigido por el duque de Wellington, que tenía su base de operaciones en un palacio situado en Villatoro.​ Durante este asedio, los franceses volaron la iglesia de San Román, ocupada por el ejército aliado.Durante la Guerra de la Independencia, el monasterio de San Francisco fue saqueado, usado como cuartel, y posteriormente destruido, por las tropas francesas. El día 18 de agosto de 1808, el rey José I Bonaparte, mientras se encontraba en Miranda de Ebro tras la derrota francesa en la batalla de Bailén, decretó que se vendieran los conventos con menos de 12 religiosos profesos y los bienes de las Obras Pías, y el día 16 de noviembre de 1808 el mismo monarca decretó la supresión de numerosos conventos y monasterios burgaleses, entre los que se contaba el de San Francisco.
Tras la victoria francesa de Gamonal, el 10 de noviembre de 1808, Burgos es saqueada por la soldadesca. Todos los edificios importantes, salvo la catedral, son allanados y expoliados. El monasterio de Las Huelgas es uno de ellos. [...]

[...] Todas las sepulturas fueron abiertas para sustraer lo que de valioso había en ellas. Únicamente se salvó la del infante Fernando de la Cerda, que gracias a que estaba oculta tras otro sepulcro, quedó a salvo. 
 
Placa conmemorativa en la parte posterior del Arco de Santa María
  
Al pueblo burgalés, que antes que ninguno de España se alzó contra los franceses invasores en esta plaza, donde murieron por la patria Manuel de la Torre, Nicolás Gutiérrez y Tomás Gredilla el 18 de abril de 1808.

A los heroicos vocales de la Junta Superior de Burgos José Ortiz de Covarrubias, Pedro Gordo, Eulogio José Muro y José Gregorio Navas, mártires de la independencia patria, ahorcados en Soria el 2 de abril de 1812.

El Ayuntamiento de Burgos 1937

Las vidrieras de la Catedral que ahora quieren recuperarse quedaron destrozadas durante la voladura del Castillo. La carga explosiva fue tan brutal que buena parte de la urbe sufrió su impacto.
Los franceses aportaron mejoras urbanísticas a la ciudad y algunas otras buenas intenciones, pero en resumen Burgos fue la ciudad que más sufrió los desastres de la guerra. Los constantes saqueos y el tremendo esfuerzo de mantener una ocupación de miles de soldados durante los cinco años que duró la contienda, sumieron a la ciudad en la miseria más absoluta, de la que no se recuperará hasta el siguiente siglo. La guerra además supondría un cambio en la orientación de las élites burgalesas, ilustradas y reformistas durante la segunda mitad del siglo XVIII, que se volvieron más conformistas y conservadoras, al tiempo que la sociedad pasó de estar formada básicamente por elementos civiles de ocupación mercantil a estar dominada por componentes eclesiásticos y militares.
A resultas de esta breve estancia de tropas francesas en el pueblo, entre los días 12 y 14 de noviembre de 1808, se produjo el saqueo de Huérmeces, por el que el pueblo quedó arrasado, su cosecha de grano mermada, su cabaña ganadera muy diezmada y la iglesia y la capilla del Palacio de los Fernández Zorrilla saqueadas.
Publicación de la Institución Fernán González

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