"El jardín de las delicias", de El Bosco - Museo del Prado (Madrid)

El jardín de las Delicias, de El Bosco.jpg
De Jerónimo Bosch - Galería online, Museo del Prado, Dominio público, Enlace Wikimedia

El jardín de las delicias es el nombre contemporáneo con el que se conoce a una de las obras más conocidas del pintor neerlandés Jheronimus Bosch (el Bosco). Se trata de un tríptico pintado al óleo sobre tabla de 220 × 389 cm, compuesto de una tabla central de 220 cm × 195 cm y dos laterales de 220 cm × 97 cm cada una (pintadas en sus dos lados) que se pueden cerrar sobre dicha tabla central.

Es una obra de contenido simbólico, sobre el que se han ofrecido variadas interpretaciones, como El carro de heno o la Mesa de los pecados capitales, algunas de las nueve obras que llegó a adquirir el rey Felipe II de España, ​gran admirador del pintor, y guardadas durante algún tiempo en el Monasterio de El Escorial. Obedece a una intención moralizante y satírica que iba a hacer fortuna ya en su época, como demuestra la temprana aparición de copistas e imitadores.

Considerada como una de las obras más fascinantes, misteriosas y atrayentes de la historia del arte, el cuadro forma parte de los fondos de exposición permanente del Museo del Prado de Madrid, donde ingresó como depósito del Patrimonio Nacional en 1939.

Jheronimus van Aken (Bolduque, c. 1450-1516), llamado familiarmente Joen y conocido como Jheronimus Bosch o Hieronymus Bosch,​ en idioma español el Bosco, fue un pintor nacido al norte del Ducado de Brabante, en los actuales Países Bajos, autor de una obra excepcional tanto por la extraordinaria inventiva de sus figuraciones y los asuntos tratados como por su técnica, al que Erwin Panofsky calificó como artista «lejano e inaccesible» dentro de la tradición de la pintura flamenca a la que pertenece.​

El Bosco no fechó ninguno de sus cuadros y son relativamente pocos los que llevan una firma que pueda considerarse no apócrifa. Lo que se conoce de su vida y de su familia procede de las escasas referencias que aparecen en los archivos municipales de Bolduque y, en especial, en los libros de cuentas de la cofradía de Nuestra Señora, de la que fue miembro jurado. De su actividad artística tan solo se documentan algunos trabajos menores no conservados y el encargo de un Juicio Final que en 1504 le hizo Felipe el Hermoso. De ninguna de las obras que actualmente se le atribuyen ha llegado documentación producida en vida del pintor y las características de su singular estilo se han podido fijar únicamente a partir de un reducido número de obras mencionadas en las fuentes literarias, todas ellas posteriores a la muerte del pintor y, en algún caso, de dudosa fiabilidad al no distinguirse desde muy pronto las obras genuinas del Bosco de las de sus imitadores. El Bosco adquirió fama aún en vida como inventor de figuras maravillosas y de imágenes llenas de fantasía y no tardaron en salirle seguidores y falsificadores que harían de sus temas e imaginaciones un verdadero género artístico, difundido también a través de tapices bordados en Bruselas y estampas, muchas de ellas firmadas por Hieronymus Cock.​

Felipe II, entre los primeros y más insignes coleccionistas de sus obras, pudo reunir un importante número de ellas en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y el palacio de El Pardo. En su entorno surgieron también los primeros críticos e intérpretes de la obra del Bosco. El jerónimo fray José de Sigüenza, historiador de la fundación escurialense, resumió las razones de esa preferencia en la singularidad y profundidad del pintor, características que lo hacían diferente de cualquier otro, pues, según decía:

la diferencia que [...] hay de las pinturas de este hombre a las de los otros, es que los demás procuraron pintar al hombre cual parece por defuera; este solo se atrevió a pintarle cual es dentro.

El jardín de las delicias es la obra más emblemática y enigmática de El Bosco, pintor flamenco. Se trata de un tríptico pintado al óleo sobre madera de roble, elaborado hacia 1490 o 1500. Cuando permanece cerrado, contemplamos dos paneles en que se representa el tercer día de la creación. Al abrirlo, los tres paneles interiores representan el paraíso, la vida terrenal (el jardín de las delicias) y el infierno.

Su manera de representar estos temas ha sido objeto de toda clase de controversias. ¿Cuál era el propósito de esta obra? ¿Para qué fue destinada? ¿Qué misterios se ocultan detrás de esta pieza?

Pionero del Buscando a Wally en tabla al óleo, Jheronimus van Aken, o como lo llaman sus amigos, El Bosco, nos presenta una de sus más maravillosas creaciones. Una pieza, que supone haber sido realizada como regalo de bodas para la corona y por lo tanto con intenciones relativamente privadas, que terminará por convertirse en uno de los más queridos tesoros de Felipe II.

Para su análisis recomendamos lupa en mano ya que podremos dividir esta tabla, literalmente, en varias partes.

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También:

 

Ver en este sitio: Pinturas murales en el Museo del Prado (Madrid)

Ver en este sitio:  "La Perla", de Rafael - Museo del Prado (Madrid)


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