Romance de la loba parda
Se trata de un romance de temática pastoril
Las tres muestras que poseo fueron transmitidas por personas de dos pueblos distintos: Arguijo y Sotillo del Rincón. Uno entra, por así decirlo, dentro del itinerario marcado por la actividad trashumante y el otro no se halla lejos del mismo. Es pronto, sin embargo, para deducir, sólo por estas versiones, que el romance se mantiene con mayor vigencia en los puntos afectados por la trashumancia. Ni siquiera parece que "La loba parda" sea, en nuestros días, una composición más cantada en Soria que en otras zonas donde el traslado de ganado fuera mucho menos importante. La referencia, en algunas lecciones del romance, el "perrito de los hierros", al perro con carlancas que tradicionalmente acompañaba a los rebaños en su peregrinar, sí que encaja dentro de la costumbre del trashumar. Pero centrémonos en el argumento pastoril de "La loba parda".
Les remito esta joya del romancero popular de Soria. Como muy bien sabréis, las letras de los romances han servido muchas veces como fondo de juegos y reuniones, como acompañamiento de los juegos de trabajo, e incluso para la música y la danza. Por desgracia, sólo queda en la memoria de nuestros mayores todo este saber secular.
Disco de vinilo
1972 -
Movieplay / Warner Music Spain
Intérpretes: Reedición: Warner 2012
ROMANCE ANÓNIMO
Estando yo en la mi choza, / pintando la mi cayada,
las estrellas altas iban / y la luna rebajada.
Mal barruntan las ovejas, / no paran en la majada;
vide venir siete lobos / por una oscura cañada,
venían echando a suertes / a ver a quién le tocaba.
Le tocó a una loba vieja, / patituerta, cana y parda,
que tenía los colmillos / como puntas de navaja.
–¿Dónde vas loba maldita? / ¿A dónde vas loba malvada?
–Voy por la mejor borrega / que tengas en la majada.
Dio tres vueltas al redil / y no pudo sacar nada
y a la otra vuelta que dio, / sacó una cordera blanca.
–Aquí mis siete cachorros; / arriba, perra guardiana,
que si me matáis la loba, / la cena tenéis doblada,
y si no me la matáis, / cenaréis de mi cayada.
Los perros tras de la loba, / las uñas se esmigajaban;
siete leguas la corrieron / por vegas y por montañas.
Al subir un alto cerro, / por una sierra muy agria,
le dan unos pechugones / que en vilo la levantaban.
Al saltar un arroyuelo, / la loba ya va cansada.
–Tomad, perros, la borrega; / buena y sana como estaba.
–No queremos la borrega / de tu boca alobadada,
que queremos tu pelleja / pa el pastor una zamarra.
De tu cabeza un zurrón / para guardar las cucharas;
de tus orejas pendientes / y de tus patas polainas;
las tripas para vihuelas / para que bailen las damas.
Ir a "Flor nueva de romances viejos"
Ver en este sitio: Romancero Viejo