Romance del infante Arnaldos
[En algunas versiones, conde Arnaldos]
Esta versión del "Romance del infante Arnaldos", que acaba con un corte repentino -el final de "más tensión poética", según Menéndez Pidal, "pues da a la canción del marinero un misterio inefable"-, fue divulgada por cancioneros y pliegos sueltos en el siglo XVI. Incluida por Menéndez Pidal en Flor nueva de romances viejos (1938), está considerada como una obra maestra del Romancero.
ROMANCE ANÓNIMO
¡Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de San Juan!
Andando a buscar la caza
para su falcón cebar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar.
Las velas trae de sedas,
la jarcia de oro torzal,
áncoras tiene de plata,
tablas de fino coral.
Marinero que la guía,
diciendo viene un cantar,
que la mar ponía en calma,
los vientos hace amainar.
Los peces que andan al hondo,
arriba los hace andar;
las aves que van volando,
al mástil vienen posar.
Allí habló el infante Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
—Por tu vida, el marinero,
digasme ora ese cantar.
Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
—Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va.
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