El misterio del rostro borrado en el claustro alto de la catedral de Burgos
ABC (1-10-2019) |
Desde la antisacristía, por una puerta situada en el muro sur, se accede al claustro alto. El claustro de esta catedral, la “claustra nueva”, es obra de finales del siglo xiii, de planta rectangular algo irregular, con seis arcos en los lados oriental y occidental y siete en los lados norte y sur, y tiene desde sus inicios doble planta, ante la necesidad de salvar el fuerte desnivel existente entre el suelo del templo y la calle de la Paloma. El sobreclaustro, o claustro alto, obra del maestro Enrique, es para Vicente Lampérez, “ejemplo señero del arte gótico”, al igual que el claustro de la catedral de Pamplona; sus galerías se cubren con bóvedas ojivales de crucería simple, cuatripartita, y sus grandes ventanales, de arco apuntado, llevan triple mainel y tracería de tres óculos cuadrilobulados.
Un rostro incómodo. Si
nos damos la vuelta y volvemos unos metros sobre nuestros pasos por la
panda oeste nos toparemos, adosada a uno de los poderosos contrafuertes
del brazo sur del transepto de la catedral, con una misteriosa figura
humana que hace la función de ménsula y que presenta su rostro muy
deteriorado. Allá por el año 2011, cuando se estaba restaurando esa
panda del claustro alto, uno de los responsables de los trabajos me hizo
saber que el rostro en cuestión había sido “borrado” deliberadamente.
¿Quién y por qué cometería semejante tropelía? [...]
[...] Busqué el documento, y lo encontré. Se trataba de un acta capitular fechada el 17 de febrero del año 1600. En ella, en un apartado titulado Figura del claustro, se decía lo siguiente: «Este día el Cabildo mandó que el doctor Aresti si le pareciere que conviene por excusar supersticiones haga quitar el rostro de la figura que está a la entrada del claustro a la mano de la izquierda». Como podemos ver, al canónigo Martín de Aresti le pareció que convenía. ¿A qué supersticiones se referirían? Un antropólogo me sugirió una vez que la figura podría haber adquirido un carácter apotropaico, es decir, que la gente pensaba que alejaba el mal o que propiciaba el bien.[...]
O quizá fuera un «ídolo apotropaico», como sugiere el antropólogo y escritor vallisoletano Luis Díaz Viana, prestigioso investigador de la cultura popular. «Muchas de las figuras de estos capiteles tenían un uso y finalidad como figuras o "ídolos apotropaicos", es decir, para espantar el mal y los espíritus», explica.
«La enigmática frase sobre las supersticiones, si se aplica en concreto a esta figura, podría ir por ahí», añade Díaz Viana.
Ésta es, por el momento, la idea que más convence a Gárate. «Es posible que los burgaleses se acercaran al misterioso personaje con la creencia de que atraía el bien, o por el contrario evitaran esta parte del claustro para no toparse con él -aventura- y el cabildo decidiera acabar con ello». Probablemente nunca se llegue a saber con certeza porque «si se borró por una causa así no se van a encontrar documentos que lo describan. De un tema "feo" no se dejaría constancia por escrito», sostiene este especialista vasco en Gestión del Patrimonio, que sigue buscando alguna descripción antigua del claustro alto en la que se aluda a la figura antes de que le borraran su rostro.
Afortunadamente, en la restauración realizada en el claustro alto se optó por no reintegrar las partes deterioradas de las figuras y la misteriosa ménsula permanece así, sin cara, como testimonio de una de tantas curiosidades del claustro alto de la catedral de Burgos, que también son parte de su historia.
Claustro alto - Panda Oeste - Rostro borrado |