Colectivismo agrario entre los vacceos

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Los vacceos fueron un pueblo prerromano asentado en el sector central de la cuenca del Duero (España), a lo largo y ancho de una superficie de unos 45 000 km², zona a la que se le dio el nombre de región Vaccea.​ Su existencia está probada al menos desde el siglo III a. C. Polibio relata —aunque él no fue testigo directo— la toma por Aníbal, en 220 a. C. de las ciudades vacceas de Helmántica (Salamanca) y Arbucala (Toro).

En el año 178 a. C. el pretor Lucio Postumio Albino celebra su triunfo tras la conquista de los vacceos y lusitanos durante su mandato en la provincia de Hispania Ulterior. Aun así se tardó en pacificar el territorio definitivamente. Los vacceos fueron sometidos en una serie de campañas entre los años 73 y 56 a. C., dirigidas por Pompeyo y Quinto Cecilio Metelo Pío, y entraron a formar parte de la Hispania Citerior. Pero siguió habiendo conflictos con los vacceos que no acabaron definitivamente hasta la guerra del 29 a. C., cuando los romanos inician la campaña que dio lugar a las guerras cántabras y la romanización total de la península ibérica. 

Acerca del sistema agrario de los vacceos, el cronista griego Diodoro escribe lo siguiente:

El más avanzado de entre los pueblos vecinos a éstos [los celtíberos], es el conjunto de los llamados vacceos: pues éstos, cada año, distribuyen la tierra arable a los labradores, y poniendo en común sus frutos, entregan a cada uno su parte, y a los labradores que se apropiaban de alguna parte para ellos mismos, daban la muerte como castigo.

Aupados por esta descripción, los historiadores modernos han especulado sobre un sistema colectivista de administración agrario entre los vacceos, llegando algunos autores -más notablemente Joaquín Costa- a asociaciones políticas con un posible socialismo primitivo,​ mientras que otros se han decantado por considerarlo una concepción literaria irreal, propia de cronistas estoicos como Diodoro, rápidos para conferir atributos utópicos a determinados pueblos bárbaros. Estas teorías se ven enturbiadas por la dificultad inherente de verificarlas mediante las evidencias arqueológicas, lo que invita a múltiples interpretaciones de los hallazgos existentes.​

La arqueología muestra que la sociedad vaccea se encontraba tan estratificada como la de sus vecinos peninsulares, dotada de esclavitud​ y dirigida en su cúspide por una aristocracia militar que acapararía la mayor parte del ganado y la explotación de los metales preciosos. Al mismo tiempo, destaca un posible almacén comunitario de herramientas agrarias encontrado Langa de Duero, contrapuesto a la presencia de menores inmuebles familiares como los de Soto de Medinilla y Montealegre de Campos, así como una interpretación del bronce de Contrebia que hablaría de terrenos privados y terrenos comunales,​ todo lo cual parece indicar una coexistencia de propiedad privada tradicional y de alguna clase de administración colectivista como la declarada por Diodoro. ​ Este sistema se ha vinculado con el grado de desarrollo urbano de las culturas del área, el cual habría permitido una mayor complejidad política en la administración de la tierra, incluyendo comunidades como las gentilicias.​

Puesto que el texto diodoreo no refiere específicamente que el reparto de la cosecha fuera igualitario ni individual, para autores como Caro Baroja la arqueología determinaría una sociedad en la que el fruto común sería distribuido entre los grandes cabezas de familia, que después procederían a su administración privada. El origen de este sistema se encontraría en la fusión étnica de una economía pastoril migrante con la de una sociedad agrícola asentada, aplicando a la segunda los principios comunitarios de la primera.​ Por su parte, Salinas ve en los vacceos un colectivismo a pequeña escala propiciado por situaciones de amenaza militar, en las que el bien de la comunidad tomaría un papel primordial frente al privado. ​ Respaldan esta hipótesis los ataques de que el territorio habría sido objeto por su alta productividad, contándose no sólo el bandidaje indígena de astures, cántabros, vetones y otros, sino también el expansionismo anibálico y posteriormente romano.​

En todo caso, el colectivismo no se trataría de un patrimonio exclusivamente vacceo en el mundo antiguo. Vigil y Salinas han propuesto su extensión a sus vecinos vetones, sobre todo a causa de la afiliación étnica mixta de ciudades como Salmantica,​ mientras que Baroja y Blázquez citan varias otras culturas indoeuropeas provistas de un colectivismo primitivista de descripción similar, como los dálmatas de Iliria, los getas tracios y los escitas eurasiáticos,​ a los que Domínguez añade la Iberia asiática, algunas tribus germánicas y ciertas comunidades de la India. ​ El colectivismo vacceo, como el caso de algunos de los citados, habría acabado desapareciendo con la administración provincial romana tras la conquista de Hispania, sin que sea posible conocer a ciencia cierta ni el comienzo ni la evolución anterior de esta práctica.​

Basada en la agricultura de cereal, que sabemos que era tan importante como para que en 134 a.C. Escipión hiciera quema intensiva de los campos vacceos que aprovisionaban a Numancia.

Diodoro, citando a Posidonio nos habla de un colectivismo agrario vacceo de clase cerealista, por el que se deduce la forma de explotación comunal de los campos de cultivo. Dice que reparten los campos y le dan a cada uno los frutos obtenidos en común. Se aplica la pena de muerte a los que infringen las leyes.

Análisis de los problemas relativos al pasaje de Diodoro de Sicilia sobre el colectivismo de los Vacceos (V, 34, 3) a partir de la estructura y composición de los primeros libros de la Biblioteca Histórica.
Mucho se ha escrito, desde hace considerable tiempo, antes, incluso, del célebre polígrafo aragonés Joaquín Costa, acerca de uno de los pueblos prerromanos de nuestra Península, y sobre una peculiaridad que lo haría diferente del resto de pueblos que las fuentes clásicas greco-latinas atestiguan en el panorama peninsular en el momento en que Roma vuelve su mirada a la misma, como heredera directa del imperialismo púnico. Nos estamos refiriendo, concretamente, al pueblo vacceo, y la peculiaridad a que hacemos referencia viene contenida en el libro V, capítulo 34 de la «Biblioteca Histórica» del griego occidental Diodoro Sículo.
Nuestro propósito no es simplemente engrosar la relación de títulos que tratan más o menos directa o incidentalmente, de los problemas que dicho texto, y dicho pueblo, en general, plantean, sino, más bien, volver al testimonio de dicha fuente histórica, por lo general bastante desprestigiada por la historiografía de todos los tiempos, y plantear una serie de problemas que pueden presentarse a varias de las teorías y opiniones que actualmente circulan y, en la medida de lo posible, aportar la nuestra propia.

Este artículo pretende debatir la posible existencia de individuos de baja condición social en el seno de las sociedades vetona y vaccea. Para ello, tomaremos como punto de partida el ataque que el general cartaginés Aníbal dirigió contra Salmantica el 220 a.C.
Durante este episodio, varias fuentes clásicas mencionan la presencia de esclavos en dicho asentamiento. Por todo ello, nos centraremos en el análisis de tres puntos: la terminología empleada por los autores antiguos para referirse a dichos personajes, la dualidad vacceo-vetona de Salmantica así como el estudio de las sociedades vaccea y vetona y su evolución en época prerromana y romana, en relación con el contexto mediterráneo, europeo y de la Hispania indoeuropea. Por todo esto y considerando además la relevancia de la guerra entre las poblaciones prerromanas meseteñas, podría afirmarse que nos encontramos ante miembros poseedores de un estatus de esclavos o prisioneros de guerra.
 
Uno de los aspectos más trascendentales de la interacción de los habitantes de la Cuenca Media del Duero con los romanos después de las Guerras de Conquista, fue el que trajo consigo la pérdida o la extinción de sus estructuras indígenas y la paralela sustitución por las romanas.
Por supuesto que siguió un ritmo mucho más lento en las regiones y pueblos más retrasados culturalmente como el que tratamos de estudiar. Por otra parte, hemos investigado las causas fundamentales de este fenómeno, pero adelantamos que los Vacceos sólo quedan integrados en el mundo romano cuando su estructura económico-social cambia de modelo y asume los parámetros romanos.
En mi opinión es enormemente relevante para nuestro estudio, hacer tres apartados para explicar su evolución, porque se trata de un proceso que origina paso a paso unos cambios a una escala casi «revolucionaria», que llega a expandirse por las tierras en cuestión, pero sin indicios de planificación previa.
En un primer apartado vemos a los Vacceos y las Guerras de Conquista, un segundo, la sociedad vaccea y su interacción con Roma y por último trataremos de hacer un estudio vacceo y su evolución después de la llegada de Roma.


 
 
 
 
"La ermita representa como ningún otro lugar los complejos proceso de sincretismo religioso producidos en este territorio a lo largo de los últimos 2.500 años, dice Ángel Palomino. «Esta cueva ya era un lugar sagrado para las gentes prerromanas, situándose en la frontera del pueblo vacceo frente a los arévacos. En esta época la cueva sería el santuario del poblado vacceo existente en la Casa de los Moros de Adrada de Haza, un pequeño castro integrado en la órbita territorial de Rauda, que era la gran urbe del momento en La Ribera» asegura el responsable del estudio. (Ver Diario de Burgos)


 
 


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