Cripta del convento de San Francisco - Guadalajara

Cúpula rebajada de la cripta

La cripta fue encargada por Juan de Dios Silva y Mendoza, X duque del Infantado, al arquitecto Felipe Sánchez, quien diseñó una cripta y capilla inspiradas en el panteón de los Reyes del monasterio de El Escorial de Juan Bautista Crescenzi. Las obras dieron comienzo en 1696.

Felipe Sánchez planteó un ejercicio barroco tanto en su composición como en su materialización. De una parte, la sala del panteón se resolvió con una planta elipsoidal, con ocho pilastras que sirven de apoyo a los arcos que vertebran la cúpula rebajada que cubre la estancia, en clara referencia al mausoleo escurialense pero también a la iglesia de San Andrés del Quirinal de Roma. Los nichos para los sarcófagos se emplazan en cada uno de los intercolumnios, ocupando en orden vertical todo el paño, a excepción del hueco de entrada al panteón y del gran vano de comunicación con la capilla aneja.

De otra parte, todos los paramentos, pavimentos y bóvedas están tapizados con placas de mármoles negros y rosas de muy poca sección para componer un juego cromático alternativo y crear plafones de traza geométrica. El aparato ornamental se completa con ménsulas y roleos de alabastro dorados, especialmente en las cornisas y en los lunetos de las cúpulas. Precisamente, la fragilidad de los jaspes y los yesos empleados han generado problemas de conservación que, agudizados por la alta humedad que afecta a la cripta, otorgan al monumento el carácter artificioso y banal más característico del barroco efímero.

Las corrientes de agua subterránea que discurren bajo la iglesia conventual fueron uno de los principales escollos con que se encontró Felipe de la Peña, maestro de obras que abordó la construcción del panteón. Al final, el nivel de la capa freática fue determinante para el desarrollo del proyecto. Tal es así, que la rasante del presbiterio tuvo que elevarse notoriamente sobre el suelo del templo para poder albergar la cripta y modificarse el muro testero de la capilla mayor para dejar al descubierto la linterna de la bóveda de la capilla subterránea.
En 1696 dieron comienzo las obras del mausoleo mendocino por encargo de don Juan de Dios de Mendoza y Silva, y según las trazas arquitectónicas dadas por Felipe Sánchez; quien diseñó una cripta y capilla inspiradas en el Panteón de los Reyes de El Escorial de Juan Bautista Crescenzi.

Capilla de la cripta

- Energía de la forma bajo la cúpula rebajada de la sala elipsoidal del panteón.

- Energía telúrica armónica en la capilla, sobre todo delante del altar (donde hay un vórtice dextrógiro de 11500 UB).

- Importantes inarmonías energéticas en algunas zonas de las escaleras (tener en cuenta la existencia de corrientes de agua subterránea).

- Energía alterada en la sala del pudridero.

- En conjunto, energéticamente no es un lugar recomendable de visitar.

La cripta, vista desde la capilla

Escaleras con varios tramos inarmónicos
Energía alterada en el pudridero

 

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