Mozárabes, mudéjares, moriscos y muladíes

Con estos cuatro nombres se definen a los cristianos o a los musulmanes de la península ibérica, según habitasen los unos en los territorios de los otros conservando o no su religión, desde inicios del siglo VIII y hasta inicios del siglo XVII en el caso de los moriscos.

Mozárabes
Mozárabe es el nombre habitual con el que los historiadores conocen a la población cristiana, de origen hispanovisigodo, que vivía en el territorio de al-Ándalus. Durante el primer siglo desde la islamización de la península, suponían entre el 90 y el 95 % del total de los habitantes de la zona, para reducirse al 50 % aproximadamente a lo largo del siglo XI como consecuencia de su paulatina conversión al islam.​ Ello da una imagen de su importancia demográfica.

Sufrieron intermitentes persecuciones a lo largo de la historia. La de los Mártires de Córdoba (850-859) puede considerarse la primera de las grandes persecuciones.​ La masiva deportación de 1126 al norte de África supuso la desaparición de todos los cristianos de las zonas urbanas del territorio musulmán.​

Los mozárabes tenían en la sociedad árabe el estatus legal de dimmíes —que compartían con los judíos—, como "no creyentes" en el islam. A efectos prácticos su cultura, organización política y práctica religiosa eran toleradas, y contaban con cierta cobertura legal. Sin embargo, también se veían obligados a tributar impuestos de los que los musulmanes se veían eximidos, además de contar con otro tipo de restricciones, pues no se destruían las iglesias ya edificadas, pero no se permitía construir otras ni arreglar las ya existentes. A medida que la cultura islámico-oriental arraigó en los territorios peninsulares dominados por los musulmanes, los mozárabes se fueron arabizando y, muchos de ellos, por diversos motivos, se convirtieron al islam. Los motivos eran tanto religiosos como fiscales, dejando de ser mozárabes y pasando a ser designados muladíes. Como algunos autores señalan, la legislación islámica protegía a los grupos "ajenos", pero favorecía su integración en el islam con medidas de orden muy diverso.​ Las comunidades mozárabes se rigieron por el Liber Iudicorum y sus jueces (quḍāt al-nașārà o iudices) conservaron, en los primeros siglos del dominio islámico, la tradición de la cultura visigoda, aunque su jurisdicción solo se puso en práctica cuando ambas partes en litigio eran cristianas. Los casos mixtos, como se deriva de Ibn Sahl, eran resueltos por el cadí o el șahib al-šurta. El jefe de la comunidad cristiana, llamado comes o 'conde' tenía funciones recaudatorias (exceptor, mustajriŷ) y judiciales (qādī al-ˁaŷam), que solía delegar.​

El carácter inestable de las fronteras y la prolongada presencia árabe en la península ibérica favorecieron la integración entre culturas muy diversas entre sí. Dado el carácter eminentemente religioso de la sociedad islámica, con la progresiva integración (no solo lingüística y legal, sino también religiosa y cultural) se facilitó que con el paso del tiempo los herederos de la sociedad preislámica pasasen a adquirir la consideración de musulmanes. La conversión, por tanto, representaba mucho más que un gesto de índole religiosa. De cualquier modo, se han documentado igualmente casos de "falsas conversiones", ​ aunque en su mayoría -y motivados por razones socioeconómicas y culturales, o por simple olvido de la antigua religión- los cristianos fueron asimilándose progresivamente al islam, así pues, los cristianos dominados por los musulmanes, se arabizaron culturalmente, por lo que fueron llamados mozárabes (arabizados), aunque siguieron siendo cristianos. 

Este proceso fue, por lo general, pacífico, ​ aunque eso no explica que los mozárabes huyeran constantemente a la España cristiana, y que las reclamaciones de la comunidad cristiana solían verse desdeñadas por los juristas islámicos y en alguna ocasión la parcialidad legal provocó revueltas, motines y martirios voluntarios. ​ Del mismo modo, la autoridad árabe presionaba a los cristianos para facilitar su asimilación. La persecución del islam contra los cristianos fue a veces violenta, como sucedió especialmente en el sur del país, o en Toledo, donde fueron asesinados en el martirio unos 5000 cristianos mozárabes en el famoso «día de la Hoya».

 
 
Mudéjares
Mudéjar es un término que se utiliza para designar a los musulmanes que permanecieron viviendo en territorio reconquistado por los cristianos, y bajo su control político, durante el proceso de avance de los reinos cristianos hacia el sur (denominado Reconquista), que se desarrolló a lo largo de la Edad Media en la península ibérica.

Al principio se les permitió seguir practicando el islam, utilizar su lengua y mantener sus costumbres. Se organizaban en comunidades denominadas aljamas o morerías con diversos grados de autogobierno, según las condiciones de rendición, o de subordinación: en el caso de Baleares, la total esclavitud, en otros casos, la vinculación en condiciones de servidumbre feudal. En Valencia existían los denominados moros paliers (protegidos del rey) y otros de menor grado de protección (decimati y quintati).​

Su gran mayoría, de condición social humilde, eran campesinos con una especial vinculación a la agricultura de regadío (huertas y vegas, terrazas en las laderas) o artesanos especializados (albañilería, oficios textiles -cordobanes, sedas-). Con el tiempo, las condiciones de convivencia y tolerancia se fueron endureciendo, restringiendo los contactos sociales y económicos entre comunidades; a la tradicional separación de carnicerías (basada en el especial método de sacrificio) se añadió la prohibición de contactos profesionales y matrimonios mixtos.

Las revueltas mudéjares fueron numerosas a partir del siglo XIII y provocaron la despoblación de algunas zonas (valle del Guadalquivir, norte de Alicante), aunque se mantuvieron en otras, sobre todo en el Levante, tanto castellano (Murcia), como aragonés (resto del reino de Valencia -Denia, Játiva, Segorbe-, e incluso en el valle del Ebro -Borja, Tarazona, Huesca, Teruel, Zaragoza, Calatayud-). A finales de la Edad Media representaban el 11% de la población de la Corona de Aragón.

La Guerra de Granada (1482-1492) proporcionó la definitiva ampliación del concepto de mudéjares a todos los musulmanes peninsulares. En principio las condiciones de la rendición les permitía su continuidad y el ejercicio de la religión islámica, sin embargo, el incumplimiento de las condiciones pactadas por parte de los cristianos originó los primeros conflictos. A partir de la revuelta del Albaicín y la de los mudéjares granadinos en 1499, por el decreto de 1502 fueron obligados a convertirse al cristianismo, pasando así a denominarse moriscos, que a pesar de ello continuaron con sus costumbres diferenciadas y el ejercicio clandestino de su religión. La rebelión de las Alpujarras (1568) llevó a la dispersión de los granadinos por el interior de Castilla (no así los de Levante), y la imposibilidad de integración y el recelo a su connivencia con los piratas berberiscos y el Imperio turco llevó a la decisión de la expulsión de los moriscos en 1609, aunque sus efectos reales fueron escasos.​

Moriscos
Los moriscos (palabra que deriva de moro) fueron los musulmanes del al-Ándalus bautizados tras la pragmática de conversión forzosa de los Reyes Católicos del 14 de febrero de 1502 en la Corona de Castilla, medida que las Cortes retrasaron en la Corona de Aragón hasta 1526. Tanto los convertidos con anterioridad al catolicismo de forma voluntaria como los convertidos obligatoriamente en adelante pasaron a ser denominados moriscos. Antes de la conversión forzada, a los musulmanes que vivían practicando de manera más o menos abierta su fe en los reinos cristianos, la historiografía los llama mudéjares, voz derivada del árabe mudajjan, es decir, «tributarius»; aunque en la época, esta denominación se refería sobre todo a los musulmanes del Reino de Castilla, ya que en Aragón se les llamaba simplemente moros y en Valencia, sarraïns ("sarracenos").

Fueron numerosos en el Reino de Aragón y en el Reino de Valencia. En la Corona de Castilla, su número es más difícil de determinar, pues estaban altamente integrados en la sociedad y habían perdido muchos de sus rasgos diferenciadores. Su expulsión del reino fue decretada a principios del siglo XVII, y el esfuerzo por hacerlo duró varios años. Mientras que en la Corona de Aragón su expulsión fue implacable y recibió el apoyo de la comunidad cristiana, en Castilla hubo una gran resistencia entre la población y las autoridades, por lo que fue poco efectiva y hubo gran número de retornados. En Castilla la expulsión se centró sobre todo en los granadinos dispersados por el reino, que estaban menos integrados y eran vinculados a la rebelión de las Alpujarras. También se expulsó a los hornacheros de forma pactada, a los cuales se los transportó armados a Marruecos para formar la República de Salé.
Muladíes
La palabra muladí puede designar a tres grupos sociales presentes en la península ibérica durante la Edad Media:
  1. Población de origen hispanorromano y visigodo que adoptó la religión, la lengua y las costumbres del islam para disfrutar de los mismos derechos que los musulmanes tras la formación de al-Ándalus.​
  2. Cristiano que abandonaba el cristianismo, se convertía al islam y vivía entre musulmanes. Se diferenciaba del mozárabe en que este último conservaba su religión cristiana en áreas de dominio musulmán.
  3. Hijo de un matrimonio mixto cristiano-musulmán y de religión musulmana.
Dentro del primer grupo se distinguió la nobleza visigoda, que acabó fundiéndose con la árabe, aunque en zonas alejadas protagonizó movimientos secesionistas, como el de los Banu Qasi. En cuanto a los sectores más humildes, la mayoría optó por una conversión que, fuera de consideraciones religiosas, les eximía de pagar el impuesto territorial y personal que gravaba a los no creyentes, entre otros beneficios sociales que reportaba la adhesión a la cultura dominante.

Las diferencias socioeconómicas de Al-Ándalus generaron, no obstante, frecuentes tensiones en el siglo IX, manifiestas en la sublevación del Arrabal o en la rebelión de Omar Ben Hafsun. Este último llegó a ser célebre. Nació en Ronda y procedía de una familia goda cuyo abuelo se había convertido al islam. Llegó a controlar políticamente un territorio importante de Andalucía y se convirtió al cristianismo en el año 899, instalando un obispo cristiano en Bobastro.

Debido a la rápida arabización cultural de los muladíes (adopción de la lengua árabe, del islam y de nombres árabes) y su mezcla a través de matrimonios mixtos con los árabes y bereberes llegados a la península, mucho menos numerosos, las diferencias étnicas entre los distintos grupos prácticamente desaparecieron en los siglos XII y XIII, haciendo que en adelante fuera imposible, en la mayoría de los casos, distinguir en la población andalusí los elementos de origen foráneo de los propiamente peninsulares. Se creó así una población relativamente homogénea en la que era dominante el origen étnico hispanovisigodo y los elementos culturales árabes, incluso en las familias de reconocida alcurnia árabe, real o pretendida.​

Aunque los orígenes muladíes quedaran diluidos con la adopción de nombres árabes, algunas familias mantuvieron sus nombres hispanorromanos. Son conocidos, por ejemplo, los casos de la familia Banu Qasi (Casio), el poeta Ibn Quzman (Guzmán), el jurisconsulto Ibn Bashkuwal (Pascual), el visir Ibn Gundisalb (Gundisalvo), el general Ibn Martin (Martín), así como las varias familias apellidadas al-Quti (el godo).


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