Manantiales sagrados

Se dice que las parejas que lanzan una teja al Pozo Blanco tienen niña y las que tiran una piedra, tienen niño.
Los visitantes de hoy en día también siguen acudiendo a los dos manantiales de San Vicente, denominados respectivamente, pozo negro y pozo blanco. Al pozo negro se le atribuyen propiedades curativas, siendo la costumbre mojar una prenda y ponérsela posteriormente al enfermo.

Por su parte, la tradición asigna al pozo blanco la propiedad de hacer fecundas a las mujeres que se encomiendan a Santa Casilda. El ritual consiste en lanzar una piedra al pozo desde la ladera, si se desea tener un niño, o una teja si se desea tener una niña. Si se consigue que caiga dentro del pozo, se tendrá descendencia en el plazo de un año. Por otro lado, el Santuario de Santa Casilda atrae a muchas parejas que eligen el lugar para contraer matrimonio. 

Las Fuentes Tamáricas (en latín, Fontes Tamarici) son tres fuentes próximas ubicadas por el geógrafo e historiador romano Plinio el Viejo en la Cantabria clásica, y que desde el siglo XVIII se han identificado con la fuente de La Reana, en Velilla del Río Carrión (Palencia), España. Las primeras noticias del manantial, a cargo de Plinio, datan de la época de la conquista romana de los cántabros, donde se cita su peculiaridad de llenarse y vaciarse sin explicación alguna, siendo sus intermitencias consideradas como augurio en esta época.​

Fue Fray Enrique Flórez quien proclamó el descubrimiento de las fuentes en la entonces Velilla de Guardo en 1768 en su obra La Cantabria. Su tesis ha sido mantenida a lo largo de la historia por diversos autores, y confirmada por Antonio García y Bellido tras dos campañas de excavaciones. La fuente de La Reana fue declarada Monumento provincial el 9 de mayo de 1961, y Bien de interés cultural el 11 de julio de 2002.

La capital de la Tamárica es un lugar nunca encontrado, pero que se suele asociar al valle del Carrión, entre la Villa de Guardo y Velilla del Río Carrión, en la porción occidental de la Montaña Palentina. Era precisamente al norte de la Tamárica, donde Plinio el Viejo nos relató un fenómeno natural muy curioso:

Las Fuentes Tamáricas en Cantabria sirven de augurio. Son tres, a la distancia de ocho pies. Se juntan en un solo lecho, llevando cada una gran caudal. Suelen estar en seco durante doce días y, a veces, hasta veinte, sin dejar ninguna señal de agua, mientras que otra fuente contigua sigue manando sin interrupción y en abundancia. Es de mal agüero intentar verlas cuando no corren, como le sucedió poco ha al legado Larcio Licinio, quien, después de su pretura, fue a verlas cuando no corrían, y murió a los siete días.


Miles de palentinos hicieron cola hoy en la catedral de la ciudad para cumplir con una de sus tradiciones más centenarias y acudieron desde primera hora de la mañana a su cita con el patrón, San Antolín, acercándose hasta la cripta de la catedral para beber el agua del santo que, esta vez no procedía del pozo de la seo palentina, sino del suministro de aguas de la ciudad, dado que los análisis realizados por Sanidad arrojaron que no era apta para el consumo humano.

En esta pradera San Isidro hizo brotar el agua de la fuente con poderes curativos. El agua proviene de un manantial cercano, que nace a la izquierda de la ermita. Desde el año 1407 existe documentado un Viaje de Agua que llegaba hasta la Fuente del Puente de Toledo. El Reglamento para la distribución de aguas (1872), indica que los Jardines de el Cementerio de San Isidro se riegan con agua de manantial, extraída por una maquina localizada junto a la Ermita de San Isidro. Actualmente el agua de la fuente procede del manantial, aunque el agua es depurada por la Depuradora del Ayuntamiento de Madrid.
Cada 15 de mayo, festividad de San Isidro en Madrid, la pronunciada cuesta que lleva a la ermita del santo es recorrida por una larguísima cola de gente de todo tipo (hombres, mujeres, mayores, jóvenes, chulapos, familias…) esperando con sus recipientes vacíos a que les llegue el turno de atravesar la reja que da acceso al pequeño patio donde está la fuente de San Isidro y llenar sus botellas, garrafas, cantimploras…

En el tajo vertical de su pared norte, se abre una gran concavidad llamada La Cuevona o La Santa Cueva, donde se venera a la virgen de Covadonga, conocida popularmente como la Santina. En ella resurge el cauce del río de Las Mestas, que proviene de esos invernales y de Orandi, en una cascada de caída espectacular sobre todo en épocas de deshielo y abundantes lluvias, llamada El Chorrón. Dicha cascada se precipita desde una veintena de metros de altura y a su caída forma El Pozón, donde la tradición hace a los visitantes tirar dinero para intercambiarlo por la concesión de deseos.
Esta fuente se encuentra debajo de la cueva donde está La Santina de Covadonga, se alimenta por un caudal que surge de la pared rocosa a través de una réplica de La Cruz de la Victoria adosada a la roca. Un flujo de agua que sale entre los brazos de la cruz, cae sobre una pila y por siete caños vuelve a caer a una balsa de piedra.
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