Real Monasterio de San Agustín - Burgos
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Monasterio de San Agustín - Espacio que ocupaba la capilla del Cristo de Burgos, en la esquina noreste del claustro |
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Espacio sobre el que se levantaba la capilla del Cristo de Burgos |
- Ver en este sitio: Santo Cristo de Burgos
Pedro de Loviano, "Historia y milagros del SSmo. Cristo de Burgos" (capítulo XVII, páginas de la 98 a 99):
“Dase
entrada a la capilla del Santísimo Cristo por un ángulo del claustro
bajo, y es tan reducida, que apenas tiene cabimiento para cien persona.
Su fábrica no tiene primor alguno, ni hermosura del Arte; pero todo lo
suple el adorno, con que siempre se mira vistosa, con preciosas
colgaduras de brocado, damasco y telas de diferentes colores según la
diversidad de tiempos. También la adornan cuarenta y ocho lámparas de
plata, entre las cuales sobresale la que está en medio, por su primorosa
hechura […] dádiva digna de la inmortal memoria del Señor Carlos II
[…]. En todo tiempo alumbran diez y seis lámparas, y siendo escasez la
luz del sol que participa, con la luminaria de las lámparas se
representa respetosamente devota. El
altar se ostenta vistoso con frontal de plata y tres órdenes de gradas
también de plata, que sustentan muchos ramos y candeleros. En medio de
ellas está el sagrario, que le corona un tabernáculo primorosamente
labrado para colocar en él la custodia los días de Minerva, y un viril
que con Lignum Crucis se expone los días de la Cruz. También son
muy vistosos los dos blandones grandes de plata, que ofreció el rey
Felipe III, devotísimo del Santísimo Cristo. Siempre se celebra el Santo
Sacrificio de la Misa con cuatro velas encendidas, y arden todo el día
dos de ellas; y sirven para mayor culto del incruento Sacrificio con
preciosos ornamentos, atriles de plata y un cáliz y patena de oro […].”
Antonio Iturbe Saíz, "Cristo de Burgos o de San Agustín en España, América y Filipinas" (documento PDF):
"Durante el largo período que permaneció en el convento de los agustinos se seguía una escenografía un tanto compleja. La capilla, al ser oscura e estar iluminada por cantidad de lámparas y candelabros, invitaba al encuentro con el misterio.
Tres cortinas cubrían la visión de la imagen: la primera tenía dibujado
el Cristo, la segunda era de terciopelo color rojo y la tercera era de
gasa muy fina y trasparente. Ésta nunca se corría. Al tiempo que se
abrían las otras, sonaban las campanas, se encendían todas las
luminarias y el pueblo fiel se postraba de rodillas. Esta puesta en
escena normalmente sólo se realizaba los viernes, después de la misa
solemne. Todo ello provocaba en los asistentes una gran expectación,
empujones y ansias por ver y sentir la presencia de Cristo en sus vidas.
Otros, en cambio, como Jovellanos, experimentarán repugnancia, según
hemos visto anteriormente."
María José Martínez Martínez, "El Santo Cristo de Burgos..." (documento PDF):
"En
los siglos XV y XVI, debido a su pobreza, a sus reducidas dimensiones y
a la afluencia de creyentes que acudían atraídos por la imagen, se
procede a su reedificación. [...] Durante el tiempo que duraron las
obras la imagen ocupó el altar mayor de la iglesia, al finalizar las
mismas la talla se trasladó a una capilla del claustro construida para tal fin."
En el jardín del antiguo Monasterio de San Agustín, donde estuvo la capilla del Cristo de Burgos, vórtices dextrógiros de unas 11500 UB en 3, 5 y 6.
Si tenemos en cuenta el texto de María José Martínez Martínez (basado en Juan Bautista Varesio: "Historia del santo Cruzifixo de Burgos y de sus milagros", Burgos, 1604), la capilla debió levantarse a finales del siglo XVI. Eso quiere decir que los agustinos debieron buscar la esquina del claustro que "les pareció mejor" y el hecho de que su perímetro contenga vórtices telúricos solo puede ser fruto de la casualidad o, como mucho, de la intuición.
Teniendo en cuenta el momento de su construcción, no cabe extrañarse de que los vórtices no se encuentren al este de la capilla; tampoco demasiado por el hecho de que la entrada se abriera en la esquina noreste (de manera que es prácticamente imposible que la cabecera estuviera orientada en esa dirección), ya que debió primar simplemente el sentido práctico. En cualquier caso, no sabemos en que dirección estaba colocado el altar de la capilla (pudiendo descartar prácticamente el este, debido a que la entrada en la misma se producía por la esquina noreste).
