Iglesia de Santa María de la Peña - Brihuega (Guadalajara)

Imagen de "Viaje por Guadalajara"
Este templo del siglo XIII ha sido elegido para ser incluido en la sección de "Monumentos por descubrir" por tratarse de un edificio de extraordinaria belleza y calidad y, sin embargo, no nos parece de los templos medievales más divulgados de la provincia de Guadalajara. Es además un ejemplar muy interesante desde el punto de vista estilístico, donde se fusionan diferentes corrientes artísticas [...] 

Ábside
Pila bautismal - Energía levógira a la izquierda y dextrógira a la derecha
Iglesia de Santa María de la Peña - Gruta

La iglesia de Santa María de la Peña es el mayor exponente del proto-gótico de toda la provincia de Guadalajara. La devoción a Nuestra Señora de la Peña procede de una vieja leyenda medieval que narra como la Virgen, rodeada de un gran resplandor y durante una noche veraniega, se apareció a la princesa mora Elima, hija del rey de la taifa de Toledo Almamún.
 
Andar , ver y contar:
  
La princesa Elima, o Zelima, había nacido, lo mismo que su hermana Casilda -luego Santa Casilda- de una esclava cristiana, cuyos principios en la religión se supone que debería de conocer aprendidos de su propia madre. Es el caso que en las serenas noches estivales de la Alcarria, la princesa, alma sensible y soñadora, acostumbraba a pasar muchas horas contemplando por las aspilleras de la torre mayor y desde los adarves del castillo, el placido panorama de la vega, adormeciendo su espíritu cada trasnochada con el murmullo de las aguas cantarinas que se despeñaban en el abismo, observando con admiración el fulgor nítido de los miles de estrellas que en las noches claras se asoman desde la bóveda celeste, centelleantes unas, inmóviles otras, a velar desde la altura el sueño en paz de aquel tranquilo retazo del campo de Castilla. Escenario ideal para escuchar de labios de sus hayas -cristianas a la sazón- los grandes misterios de su fe y los aleccionadores episodios de la vida de Cristo y de su Santísima Madre, mitad rigor evangélico, mitad fruto de la imaginación o del deseo. Un criado, Ponce de nombre, que con el apodo de Cimbre ha cruzado el umbral de los siglos al lado de su protegida o pupila, fue uno de los cristianos distinguidos que, en calidad de servidor, tanto tuvo que ver en la formación primera y en la subsiguiente conversión de la princesa Elima.

Cuenta la tradición que en una de aquellas noches de vela, cuando la princesa se encontraba sola, alimentando su alma con el silencio de los valles, levemente contrastados y de aspecto fantasmal a la luz de la luna, vio en la pequeña oquedad de unas rocas la imagen fulgurante de la Virgen María con su Hijo en brazos. Corrió al instante a dar la noticia a sus servidores que -añaden-, bajaron hasta el lugar exacto en donde la princesa había tenido la visión y, después de apartar cuidadosamente las breñas y los zarzales que cegaban la boca de la cueva, hallaron, efectivamen­te, una imagen sencilla de la Madre de Dios con el Niño sobre los brazos, la cual, bajo la advocación de "Virgen de la Peña", nueve siglos después, el pueblo honra y venera como Reina y Señora de Brihuega.

La gruta puede ser visitada y en su interior se guarda una copia de la patrona de la villa, expuesta en el retablo mayor. 




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