San Luis de Francia y Castilla
San Luis Rey |
Luis IX de Francia, también conocido como Ludovico, San Luis o San Luis de Francia (Poissy, 25 de abril de 1214 — Túnez, 25 de agosto de 1270), fue un rey de Francia.
Hijo de Luis VIII el León y de la infanta castellana Blanca de Castilla (hija de Alfonso VIII), era primo hermano del rey castellano Fernando III el Santo.
Educado en la devoción y el misticismo por su madre, Luis IX combinó su
tarea de gobierno con un ascetismo que ha sido destacado tanto por la hagiografía católica como por comentaristas laicos (Voltaire llegó a decir que "No es posible que ningún hombre haya llevado más lejos la virtud"). Por momentos parecía un anacoreta,
entregándose a prácticas de mortificación como el hacerse azotar la
espalda con cadenillas de hierro los viernes, o actos de autohumillación
como lavar los pies a los mendigos o compartir su mesa con leprosos.
Perteneció a la Orden franciscana seglar, fundada por San Francisco de Asís. Fundó muchos monasterios y construyó la famosa Santa Capilla en París, cerca de la catedral, para albergar una gran colección de reliquias del cristianismo.
Asistió al Concilio Ecuménico Lyon I (convocado en 1245 y presidido por el Papa Inocencio IV), en el que se convocó una cruzada (la séptima) y se puso a Luis IX al mando de las tropas.
El biógrafo de Luis IX fue su amigo y camarada en las campañas de armas Jean de Joinville, cuyos escritos han creado
la tan popular imagen del rey. El propio Joinville prestó testimonio ante el Papa Bonifacio VIII, que canonizaría a Luis IX en 1297.
El sepulcro de San Luis se encuentra en la Basílica de Saint-Denis, lugar habitual de enterramiento de los monarcas franceses.
El sepulcro de San Luis se encuentra en la Basílica de Saint-Denis, lugar habitual de enterramiento de los monarcas franceses.
La Catedral de Toledo alberga numerosas reliquias donadas por San Luis de Francia.
Matilde Miquel Juan: La Capilla Real de la Santa Cruz en la catedral de Toledo. Reliquias, evocaciones, uso y decoración:
“A través de estas edificaciones se pretendía evocar en el fiel el lugar
santo de Jerusalén. En el estudio de las reliquias de la catedral
primada destacan las llegadas con su fundación alrededor de 1086, y
principalmente las donadas por el rey san Luis de Francia alrededor de
1248 entre las que se encuentran fragmentos del Lignum Crucis, de las
espinas de la corona de Cristo, leche de la Virgen María, de la túnica
de púrpura de Cristo, de la toalla que Jesús se ciñó y lavó los pies a
los apóstoles durante el viernes santo, de la sábana con la que se
envolvió su cuerpo en el sepulcro y de los paños de su infancia. Además
de las anteriormente citadas una de las piezas más importantes es el
relicario del monarca san Luis de Francia, que albergaba las reliquias
de san Cristóbal, san Esteban, san Laurencio, san Alejo, san Damián, san
Eugenio, san Dionisio, san Cosme, san Félix, velo y vestido de la
Virgen María, san Luis, santa Ana, san Juan Bautista, san Leonardo, san
Bonifacio, vestido y árbol en que oraba San Francisco, san Bartolomé,
santo Tomás Arzobispo Canturiense, santa Bárbara, Sansón Confesor y
santa Marina, y podría haber actuado como el Arca de la Alianza del
templo primado, semejante al Arca de la Alianza del templo de Salomón.
Todas estas piezas seguramente fueron donadas por el rey francés quizás
junto a otro gran tesoro de la catedral, la Biblia Moralizada en 3
tomos, o de san Luis. No están claros los motivos exactos por los que el
francés hizo esta donación, pero además del acto de dádiva que
implicaría el fortalecimiento de los lazos de amistad, en la posesión de
los monarcas castellanos de unas preciadas reliquias de la vida de
Cristo habría que recordar a Blanca de Castilla, madre de san Luis, o
incluso los acuerdos matrimoniales pactados entre san Luis y Alfonso X
para miembros de sus familias”.
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