El Obispillo de Burgos y Palencia

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Representación de un obispillo medieval. - Dominio público, Enlace Wikimedia

La fiesta del obispillo​ es una antigua tradición navideña que se remonta a la Edad Media, y consiste en la investidura de uno de los niños de la escolanía de una catedral o abadía como máxima autoridad. La fiesta se enmarca entre otras fiestas de invierno que siguen el modelo de la festividad romana de las Saturnales, como el «Rey de la Faba» y los «reyes y alcaldes de Inocentes», la fiesta de los locos y la fiesta del asno, así como el mismo carnaval, festivales de inversión en el que los roles de los poderosos son tomados temporalmente por los miembros más humildes de la sociedad. Habitualmente se elegía al obispillo el 6 de diciembre, fiesta de San Nicolás de Bari, patrón de los niños, y su autoridad no terminaba hasta el Día de los Santos Inocentes (28 de diciembre).

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Julio Caro Baroja, en su libro El Carnaval, dice que de todas las fiestas de España relacionadas con las saturnales, la más conocida es la del obispillo. Tradicionalmente se empezaba a celebrar, entre los estudiantes y los muchachos cantores, el 6 de diciembre, festividad de San Nicolás de Bari.​ Uno de los jóvenes clerizones​ o estudiantes era elegido obispo, revestido y acatado como tal en tono burlesco, generalmente hasta el 28 de diciembre, día de los Inocentes, momento culminante de la fiesta.​ El auténtico obispo dimitía simbólicamente al deposuit potentes de sede (‘derrocó de su trono a los potentados’) del Magníficat y el niño tomaba su lugar en el et exaltavit humiles (‘y enalteció a los humildes’). Tras la elección, el niño era vestido con los ropajes propios del obispo, mitra y báculo incluidos, y atendido por compañeros vestidos como sacerdotes, haciendo un recorrido por la ciudad en el que bendecía a la gente. Típicamente el niño elegido y sus colegas tomaban posesión de la catedral y realizaban todas las ceremonias y oficios, salvo la misa. Parece que originalmente confinada a las catedrales, esta costumbre se extendió a muchas parroquias.  

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Burgos

La fiesta del obispillo tenía un fuerte arraigo en Burgos, donde el 28 de diciembre, revestido de hábitos episcopales y montado en una soberbia mula, recorría las calles de la ciudad repartiendo bendiciones, junto a varias dignidades y canónigos de la ciudad. La fiesta era tan antigua y popular que el cabildo de la Catedral de Burgos era muy riguroso en el cumplimiento de los pormenores y no toleraba la menor falta contra el obispillo; al parecer, llegó a entablar un juicio en 1454 contra los comendadores del Hospital del Rey, quienes acostumbraban a obsequiar, igual que a su comitiva, con frutas, dulces y vinos generosos. Dicho año y el anterior no le recibieron con la debida cortesía, y el cabildo, tomando el desaire como si fuera hecho a su propia representación, no consintió tal ofensa y reclamó la observancia de la costumbre.​

La institución de los niños de coro o voces blancas, dependiendo del cabildo de la catedral, se mantuvo pujante por lo menos durante quinientos años. La fiesta del obispillo desapareció al cerrarse la escolanía y se revivió de una forma oficial en 1987, para festejar el nombramiento de hijo adoptivo de la ciudad de Burgos a Luis Belzunegui Arruti, miembro de la Institución Fernán González y maestro de música de los niños de la escolanía burgalesa durante muchos años. Belzunegui fue quien restauró la costumbre del obispillo a mediados del siglo XX, con los niños que educaba como cantores de la catedral. Tras aquella restauración y coincidiendo con el cierre de la escolanía por parte del cabildo de la catedral, quedó rota la continuidad de la fiesta. Algunas asociaciones culturales o folklóricas intentaron recuperar la tradición hacia 1987; algunos años incluso hubo varios obispillos que casi se hacían la competencia. En 1996 volvió a crearse una nueva escolanía, los Pueri Cantores de la escolanía de la Catedral de Burgos, que desde 1998 recuperaron oficialmente la tradición.

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Palencia

Después de más de un siglo de haberse perdido, la fiesta del obispillo se recuperó en Palencia el año 2009. ​ El estatuto fundacional de los Niños de Coro de la Catedral, de 1366, menciona como obligación la fiesta del obispillo, lo que según su actual impulsor, el maestro de la Capilla de la Catedral de Palencia, Jesús Escudero, hace suponer que la fiesta «se celebraba con anterioridad a esta fecha. Probablemente se remonta en Palencia a 1220». Al parecer, a lo largo de los siglos la tradición sufrió altos y bajos debido a «ciertos abusos», lo que puede verse en distintas actas capitulares hasta finales del siglo XIX, de modo que «probablemente, la tradición perduró en Palencia hasta comienzos del siglo XX».​ 

El Día de los Santos Inocentes es la conmemoración de un episodio hagiográfico del cristianismo: la matanza de los niños menores de dos años nacidos en Belén (Judea), ordenada por el rey Herodes I el Grande con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret

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En España e Hispanoamérica es costumbre realizar en esta fecha bromas de toda índole. Los medios de comunicación hacen bromas o tergiversan su contenido de tal modo que la información parezca real. Se trata de una libertad que se dan los agentes mediáticos para dar rienda suelta a su sentido del humor, oportunidad que solamente tienen una vez al año. Es tradición que los periódicos publiquen páginas enteras de noticias cómicas, con la advertencia de que es día de los inocentes, que van desde las que son una obvia mofa a cualquier suceso reciente, hasta las que parecen serias y engañan al lector desprevenido. El día de los inocentes se vive en todo el mundo hispanohablante. 


BURGOS

En la actualidad y afortunadamente retomada la tradición, el acto comienza con una misa en el altar mayor de la catedral. Posteriormente el obispillo recorre algunas calles del centro de la ciudad como son el Espolón y la Plaza Mayor, montado en una borriquilla blanca y regalando caramelos y presentes a los viandantes.

Tras el paseo, la comitiva es recibida por el alcalde de Burgos el cual es saludado por el Obispillo, para después pasar a la balconada de la Plaza Mayor donde éste pronuncia un discurso especialmente destinado a la población infantil.

Como todos los años en el día de los inocentes, un simpático personaje, el 'Obispillo', ha recorrido a caballo las calles de Burgos, en una tradición que data de la Edad Media. Un pequeño se ha convertido por unas horas en la máxima figura eclesiástica de la ciudad.

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La tradición de elegir a un niño cantor «obispillo» durante un día es muy común en los países de Europa central, en donde se relaciona esta costumbre con la figura de San Nicolás y la entrega de juguetes a los más pequeños. Normalmente, en ciudades de Alemania, Polonia o los Países Bajos se realiza el día del ‘obispillo’ el 6 de diciembre, coincidiendo con la festividad de San Nicolás que es la persona encargada de traer los regalos y presentes a los niños.

La celebración ha desaparecido en varios momentos, pero siempre se ha recuperado, la última vez hace 23 años, cuando se refundó la escolanía de la Catedral de Burgos ‘Pueri Canores’. Precisamente, el niño que cada año representa al «Obispillo» es elegido entre los miembros de la escolanía por sus propios compañeros.

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Ha asegurado que no es ninguna cuestión de machismo, sino de seguir la tradición y valorar que las voces blancas de los niños tienen matices diferentes. Otra cosa es que en paralelo al «Obispillo» se haya puesto en marcha desde hace tres años lo que aspira a ser una nueva tradición, la de la «Abadesita», una niña que representa el poder que tuvo en su día la Abadesa del monasterio de las Huelgas Reales y que también pasea engalanada por las calles de Burgos en el día de los Santos Inocentes.

Como cada año en el día de los inocentes, el ‘Obispillo’ de Burgos ha salido a las calles de la capital burgalesa, montado a caballo, para poner encima de la mesa algunas peticiones en nombre de la ciudad hacia los que mandan, en este caso al Ayuntamiento, reviviendo así una tradición en la que un niño de la escolanía ‘Pueri Cantores’ de la Catedral de Burgos es investido en el Día de los Santos Inocentes como un obispo y recibe sus mismos honores.

También: La Abadesita

Con esta fiesta, a ritmo de folclore, nuestra Asociación pretende rememorar el poder que un día ostentó la Abadesa del Real Monasterio de las Huelas en Burgos, considerada la mujer de mayor poder dentro de la Iglesia católica y que ostentó durante siglos numerosos privilegios que le fueron retirados en el sigo XIX por el Papa Pío IX.

El Grupo de Danzas de María Ángeles Saiz ha celebrado este viernes por segundo año consecutivo 'La Abadesita', una iniciativa con la que, a ritmo de folclore, se pretende rememorar el poder que en su día ostentó la abadesa del Real Monasterio de Las Huelgas de la capital burgalesa.

El Obispillo, tradición internacional arraigada en Palencia y Burgos


El Obispillo, esa tradición en la que cada año se vuelcan las ciudades de Palencia y Burgos, es en realidad una antiquísima celebración internacional de origen medieval con presencia actual en numerosos países de Europa e incluso en Estados Unidos. Esta fiesta tiene su origen en el siglo XIII como homenaje a San Nicolás de Bari, obispo que falleció muy joven y que al morir dejó su herencia a niños y necesitados, por lo que se convirtió en el patrón de los más pequeños.

Leer más: https://www.europapress.es/castilla-y-leon/noticia-obispillo-tradicion-internacional-arraigada-palencia-burgos-20161226115348.html

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PALENCIA

En la sala capitular de la Catedral, los niños de coro, vestidos con túnicas violetas y blancas y capellina, ocuparon los sitiales de los religiosos, mientras estos se colocaron donde antes estaban los niños. El rito tiene sus orígenes en el texto del Magníficat, en el que se habla de destronar a los poderosos y ensalzar a los humildes. Y con palabras humildes el Obispo de Palencia reconoció ante el niño que "hay que tener corazón de niño para estar dispuesto a despojarse de todo y ocupar el último lugar. Porque la jerarquía eclesiástica no es poder sino servicio", apuntó el prelado.

Tras una celebración eucarística en la Seo, Guillermo Doyague salió a lomos de Alfaraz, una yegua blanca que recorrió el centro de la ciudad junto a Chopin, un caballo sobre quien montaba un paje etíope, ambos cedidos por el Club de Hípica Paraíso. La tradición de esta fiesta se remonta al siglo XIII y el sentido era el de representar a San Nicolás, que repartía regalos, juguetes y dulces a los niños, ayudado de este paje.El recorrido, acompañado por la banda de la Cofradía del Santo Sepulcro, finalizará en el Ayuntamiento de la capital donde el Obispillo hará una serie de peticiones al alcalde en nombre de los niños, entre las que hoy ha adelantado algunas, como el arreglo de los campos de fútbol, que se recupere el Torneo de Baloncesto de Palencia y más autobuses para los colegios.


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