La Inquisición

 

La Inquisición medieval se fundó en 1184 en la zona de Languedoc (en el sur de Francia) para combatir la herejía de los cátaros o albigenses. En ese año 1184 el papa Lucio III promulgó la decretal Ad abolendam en la que ordenó que se establecieran tribunales episcopales en toda la Cristiandad Latina que se ocuparan de la herejía​. Era un tribunal refrendado por Federico I Barbarroja, sin pena de muerte. Ya antes, en 1166, Enrique II de Inglaterra castigó a 30 herejes. En 1249 se implantó también en el reino de Aragón, siendo la primera Inquisición estatal; y en la Edad Moderna, con la unión de Aragón con Castilla, se extendió a esta con el nombre de Inquisición española (1478-1834) [...]. En 1600 se emitió la orden de no incoar más procesos 'por sodomía', por blasfemar, por practicar bestialismo, por herejía y por acusaciones de judaizar en secreto.


La Inquisición española o Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición fue una institución fundada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica en sus reinos. La Inquisición española tiene precedentes en instituciones similares existentes en Europa desde el siglo XII (véase el artículo Inquisición), especialmente en la fundada en Francia en el año 1184. La Inquisición española estaba bajo el control directo de la monarquía. Su abolición fue aprobada en las Cortes de Cádiz en 1812 por mayoría absoluta, pero no se abolió definitivamente hasta el 15 de julio de 1834, durante la Regencia de María Cristina de Borbón, encuadrada en el inicio del reinado de Isabel II.

La Inquisición, como tribunal eclesiástico, solo tenía competencia sobre cristianos bautizados. Durante la mayor parte de su historia, sin embargo, al no existir libertad de culto ni en España ni en sus territorios dependientes, su jurisdicción se extendió a la práctica totalidad de los súbditos del rey de España.

La Inquisición española desarrolló su actividad en los territorios españoles de América a través de tres tribunales: los de Lima y México fundados en 1569, y el de Cartagena de Indias, fundado en 1610. En el resto de las colonias españolas americanas también actuaba, por medio de un comisario y el subsiguiente sistema de notarios y familiares (delatores oficiales), sujeto a la jurisdicción de uno de los tres tribunales principales. En Brasil, en tanto, la Inquisición Portuguesa, al quedar bajo la jurisdicción del tribunal de Lisboa, actuó a través del sistema de "visitas inquisitoriales" (tribunal itinerante). 
 
Pedro Berruguete Saint Dominic Presiding over an Auto-da-fe 1495.jpg
Auto de fe - De Pedro Berruguete - Dominio público, Enlace Wikimedia

La leyenda negra de la Inquisición es un término utilizado por aquellos autores que creen en la existencia de una imagen fantaseada o exagerada de la Inquisición o Santo Oficio como una organización basada en el terror y la barbarie humana. Como tal, forma parte de la Leyenda negra de la Iglesia Católica y es una de sus fracciones más recurrentes.

Edward Peters​ la define como "un cuerpo de leyendas y mitos que, entre los siglos XVI y XX, establece el carácter percibido de los tribunales inquisitoriales y que han influido sobre todo intento posterior de recuperar la realidad histórica".

Durante el proceso inicial de creación de la Leyenda Negra en la Europa no ibérica, la persecución medieval de herejes o la de moriscos y judaizantes no levantó críticas importantes. Kamen​ da dos orígenes a la Leyenda Negra de la Inquisición española. Por una parte, un origen católico en Italia y, por otra, un origen protestante en la Europa central y septentrional.

Sin discutir la existencia de la Inquisición española y los actos derivados de su actuación, hay que adelantar para su estudio y comprensión que numerosos aspectos divulgados sobre esta institución fueron deliberadamente exagerados por algunas naciones y estamentos europeos interesados en denigrar al enemigo español especialmente desde el si siglo XVI. Ttal es el caso de Inglaterra, rival de España en las guerras de la época y el protestantismo luterano y calvinista que rivalizó con el catolicismo en que se mantuvieron los reinos y estados mediterráneos como España, Portugal, Francia y los estados italianos.

La historia de la Inquisición española está llena de casos documentados de reos que blasfemaron con el propósito de ser trasladados de las cárceles del tribunal del Rey a las del Santo Oficio. Sabían que en manos de la Inquisición obtendrían más garantías procesales, obviamente insuficientes comparadas con las actuales, y que la tortura sería más benévola con ellos. Sabían, también, que el Santo Oficio buscaba más el arrepentimiento que la condena a muerte. Lo cual choca de frente con el mito creado por la Leyenda Negra, presente en el imaginario popular y resistentes a cualquier explicación o dato

Desde Galileo Galilei hasta Juana de Arco. A día de hoy se cuentan por decenas los personajes destacados de la Historia que fueron perseguidos (como el primero) y ajusticiados (como la segunda) por la Santa Inquisición, una institución creada en el siglo XIII cuya lucha contra los herejes se extendió durante más de seis siglos por países como Francia, Italia, España o Portugal. Ideada para combatir a todo aquel que se alejase de la fe que por entonces se proclamaba como oficial (además de aquellos que cometían algunos actos considerados como amorales), esta institución vivió su esplendor y su mayor barbarie durante la Edad Media. Sin embargo, por lo que es recordada en la actualidad no es solo por la cantidad de cadáveres que dejó a sus espaldas en Europa, sino por el uso de multitud de instrumentos de tortura capaces de arrancar una confesión a homosexuales, presuntas brujas o blasfemos.

El principal objetivo de la Inquisicion fue, con diferencia, la dirigida contra los cristianos nuevos, contra los cuales se puede afirmar que se creó el Santo Oficio. Es curioso que tan sólo se realizó un 3% de acusaciones por superstición, siendo estas las más populares en nuestra época por las connotaciones que conllevan.

Se trata de una pequeña exposición permanente ubicada en la calle Alfonso XII, número 24. Unas cinco salas que contienen diversos instrumentos de tortura y su historia, con alrededor de cuarenta piezas procedentes de anticuarios y mercados de arte conforman la exposición que ahonda también en los aspectos sociales, políticos y religiosos ligados a la historia del mencionado organismo.

Secuestros, confiscaciones y multas constituían la más importante fuente de recursos y respondían al principio del derecho canónico según el cual el hereje no sólo debía ser castigado en su persona, sino también en sus bienes. [...]


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