El toque real
- Wikipedia: Toque real
Toque real es una forma de imposición de manos con fines curativos que realizaban los reyes de Francia y de Inglaterra del Antiguo Régimen. Se creía que su coronación les confería el poder taumatúrgico de curar a sus súbditos, sin distinción de condiciones sociales, de algunas enfermedades específicas, principalmente la escrófula o "mal del rey" (King's Evil, linfadenitis tuberculosa cervical o adenita tubercular -historia de la tuberculosis-), una enfermedad que raramente es mortal, y que remite espontáneamente con relativa frecuencia, lo que facilitaba atribuir su curación a la intervención real (más allá de los posibles efectos de la curación por la fe). El uso político de esta ceremonia suponía una legitimación del poder real, especialmente al comienzo de un reinado o el estableciemiento de una nueva dinastía.
[...] El de rey taumaturgo es un concepto antropológico existente en muchas culturas desde la Antigüedad, que el cristianismo asimila y sincretiza junto con otros conceptos greco-romanos (Interpretatio Romana, Interpretatio Christiana).
[...] El toque real no fue el único poder curativo atribuido a la realeza europea. Se creía que los Habsburgo curaban la tartamudez con un beso en la boca. Los reyes de Castilla durante la Edad Media realizaban exorcismos haciendo la señal de la cruz e invocando a Dios para liberar a los endemoniados (término muy genérico, en el que se incluían muy distintas enfermedades actualmente diagnosticadas como mentales o incluso somáticas). También se decía que los reyes de Hungría curaban la ictericia.
El antecedente del toque real lo encontramos -con discrepancias de algunos estudiosos- a finales del siglo X y comienzo del XI, con el segundo rey de la dinastía de los Capeto, Roberto II el Piadoso, que reinaría en Francia, y con Eduardo el Confesor, de la Casa de Wessex, en Inglaterra, del que aquí dejo el relato de su primer milagro:
Una joven que sufría de un aumento de volumen de las partes ubicadas debajo de la mandíbula, «llamadas glándulas», le desfiguraba el rostro y exhalaba mal olor. Alertada por un sueño, recurrió al rey que no dudó en ayudarla. Mojó sus manos en un recipiente con agua y con la punta de sus dedos lavó y presionó repetidamente las partes afectadas, haciendo el signo de la cruz. En las zonas así masajeadas salieron «gusanos», pus y sangre por varios orificios. El rey persistió con el procedimiento hasta que se eliminó la enfermedad.
- Ir a Víctor Mínguez Cornelles. Los emperadores taumaturgos: curaciones prodigiosas desde Trajano a Napoleón (documento PDF)