Fuego sagrado y convento de San Antón de Castrojeriz (Burgos)

Ruinas del convento de San Antón. Castrojeriz.JPG
De Lancastermerrin88 - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, Enlace Wikimedia
A las afueras de Castrojeriz, sobre lo que fue anteriormente el palacio y la huerta del rey Pedro I de Castilla, se hallan las ruinas del antiguo monasterio de San Antón, regido por los antonianos, que se dedicaban a cuidar de los enfermos que llegaban haciendo el Camino de Santiago, sobre todo de los que presentaban la enfermedad llamada del fuego de San Antón, fuego sagrado, fuego de enfermo. En la actualidad solo queda en pie el arco que formaba un túnel, por donde entraban y salían los peregrinos.

Durante la Edad Media las intoxicaciones con ergot eran tan frecuentes que se crearon hospitales donde los frailes de la orden de San Antonio se dedicaban en exclusiva a cuidar de estos enfermos. Estos frailes llevaban hábito oscuro con una gran T azul en el pecho.

El único remedio conocido en la Edad Media consistía en acudir en peregrinación a Santiago de Compostela. La explicación es sencilla: El ergotismo gangrenoso lo producía el consumo prolongado de pan de centeno contaminado por el hongo cornezuelo. El hospital del convento de San Antón de Castrojeriz curaba a los enfermos ofreciéndoles pan de trigo candeal.

Durante el tiempo que estuvo activo, los peregrinos eran recibidos en la iglesia, se les bendecía y entregaba un escapulario con la "tau", se les ofrecía pan de trigo candeal también con la "tau", vino, y unas campanillas igualmente con la cruz de San Antonio
Hasta finales del siglo XVI, los enfermos peregrinaban al santuario de San Antonio Ermitaño. Allí recibían los cuidados de los frailes antoninos, que llevaban marcada como distintivo una “T azul” sobre el hombro de sus túnicas. Es probable que esta T quisiera simbolizar las muletas que utilizaban quienes acudían en busca de sus cuidados.
 
[...] Al peregrinar, pedían a los clérigos de la orden franciscana de San Antonio, que tenían hospitales dedicados por entero a la atención de este mal a lo largo de la ruta, que tocaran sus extremidades con el báculo en forma de Tau, o que les dieran pequeños escapularios llamados Taus, o que los alimentaran con pan y vino bendecidos con el báculo abacial también en forma de Tau. [...]
La llegada de los peregrinos y enfermos al convento se anunciaba mediante una campana. El hospital era uno de los mejor dotados y más espléndidos de todo el camino. Sin ser comparable a los históricos de Roncesvalles o al hospital del Rey de Burgos, las raciones de pan y vino eran práctica habitual.
El fuego de San Antonio, denominación popular del ergotismo, fue una epidemia que asoló la Europa medieval a consecuencia de una intoxicación alimentaria provocada al ingerir pan de centeno, cuya harina estaba contaminada por ergot, un hongo parásito denominado Claviceps purpurea que suplantaba los granos de algunos cereales, especialmente el centeno. El pan de centeno, negro o de los pobres, era bien diferente del pan blanco hecho con harina de trigo, y más caro (pan de los ricos). Desde el s. IX, Europa (fundamentalmente Francia y Alemania) padecieron frecuentes epidemias, cuya intoxicación producía convulsiones y delirios (ergotismo convulsivo) o pérdida de las extremidades (ergotismo gangrenoso), con una mortalidad de hasta el 20 % de los afectados.San Antón fue, tras su creación, uno de los principales centros de peregrinación dentro del propio Camino de Santiago, en especial para los afectados de ergotismo, que acudían atraídos por la fama que el convento se había ganado con las numerosas curaciones que allí se habían producido. Estos enfermos solían llegar al templo a la luz del día, “anunciando su llegada con el canto Ultreya, acompañado de los dulces sones de su báculo - flauta”14. Además, se dice que a la llegada a San Antón había una campana que sonaba automáticamente avisando de la llegada de peregrinos, pero se rompió cuando un caminante quiso tocarla de forma manual.
Luego, ya en la iglesia, dedicaban su oración a San Antón y tras esto recibían la insignia de la Tau en forma de escapulario. Como alimento: vino y pan hecho con trigo, propio de la Tierra de Campos en que se encuentra Castrojeriz, y posiblemente, una de las razones por las que en este convento se conseguía curar a los enfermos de fuego sacro (recordemos que esta enfermedad se adquiría mediante la ingestión de cornezuelo de centeno). [...]



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