La huella del diablo en Castilla y León

 

"Cuentos en la bruma": Castilla y León satánica, la huella del diablo en nuestra región

El juego comenzó colocando el demonio la ficha del centro. Cada uno fue situando sus fichas convenientemente, y cuando el diablo llevaba las de ganar y tan sólo le falta mover la ficha central, al levantarla se encontró con un signo mágico grabado en la piedra que ya había sido utilizado por Salomón para combatir los genios malignos y que éstos le ayudasen a la construcción del Templo. Ante ese signo, el demonio lanzó una tremenda maldición y desapareció.

Las obras estaban acabadas a la mañana siguiente, tanto la ampliación del monasterio como las de la iglesia. El tablero quedó allí grabado y, de hecho, hoy se puede contemplar en la nave sur, junto a la puerta de acceso al claustro.

* Ver en este sitio: Juego del alquerque del Monasterio de San Pedro de Arlanza - Hortigüela (Burgos)

Símbolo "mágico" de la casilla central
Se trata de una oración en latín y en castellano indicada para hacer desaparecer las fuerzas del mal, a Belcebú, y que dice así: «Cristo vence, Cristo reina, Cristo te proteja contra todo mal. Malvados y condenados demonios: En el nombre de los santos nombres de Dios: Mesías, Enmanuel, Soler, Sabaot, Agios, Ischiros, Athanatos, Jehová, Adonai y Tetragrámaton, os arrojamos y separamos de esta criatura».
 

Cuando la torre de la Iglesia marca las seis de la tarde –y tal y como marca la tradición- el rostro del muchacho se deja ver. Una larga fila de colchones en medio de una calle del municipio, arropados por los curiosos que se amontonan a ambos lados. Y sobre cada colchón, cinco o seis  bebés nacidos en el mismo año de la celebración. Como si los años no hubieran pasado, el Colacho comienza a recorrer las calles, golpeando las tarrañuelas con el zurriago -un palo con cola de caballo- para molestar la procesión religiosa. Es la señal de salida. A partir de ese momento, el Colacho en su huida (al ser derrotado por el Santísimo Sacramento) salta a los bebés, una tradición que aúna tintes religiosos y paganos.

El Colacho no es otro que el demonio, que al saltar, hace que los malos augurios y las enfermedades se alejen de los niños. [...]
 
Según cuenta la leyenda, era en esta cripta donde Satanás, bajo la apariencia de un sacristán, impartía sus doctrinas de ciencias ocultas, magia, adivinación y astrología a siete alumnos durante siete años. Tras este tiempo, uno de ellos debía quedarse de por vida en la cueva a su servicio. Se relata también que uno de estos alumnos fue Enrique de Aragón, Marqués de Villena y de quien la torre recibe su nombre, el cual engañó al diablo-sacristán para no quedar a su servicio, y a cambio perdió su sombra.
 
* Ver en este sitio: La Cueva de Salamanca

En Parajís tienen más miedo a lo que se pregona de él que al maligno mismo. El caso es que los apenas 50 centímetros de demonio están en la ermita del pueblo, bien custodiado por dos vecinos, los únicos que quedan en la aldea. Los demás se han desvanecido, forman parte de la España vacía que han vaciado, pero la leyenda sigue ahí, bien viva.

‘O Demín’ es un demonio en toda regla. Orejas puntiagudas, grandes dientes que en su día estuvieron teñidos de rojo, cuerpo negro informe, ojos desorbitados. Nada del Ángel Caído. Es un monstruo, un engendro deforme que sobrecoge.

A mediados del siglo XVIII, Feliciana Portillo de Paz, vecina de Madrigal de las Altas Torres (Ávila) y supuesta endemoniada, fallece en el transcurso de un exorcismo (practicado por su primo, el Padre Sebastián).

El sefardí confesó allí mismo entre lágrimas. Tenía un pacto con el Diablo que se le había aparecido a través del sillón (o silla) que estaba en su escritorio. Cuando se sentaba, entraba en trance y solamente podía escribir macabros textos nigrománticos o detallados relatos sobre cómo realizar una autopsia a una persona viva. Dice que llevando a la práctica los dictados del diablo, el propio Satán le conferiría toda la sabiduría del mundo en medicina.
 
[...] La historia afirmaba que aquel que se sienta en el sillón del diablo, si no está estudiando medicina —como el joven sefardí—, muere a los dos o tres días. Pero si eres o vas a ser médico podrías adquirir todo el conocimiento sobre las curas y enfermedades del mundo.
 
* Ver en este sitio: El Sillón del Diablo - Valladolid 
El diablo, tras esto, no tardó en hacer acto de presencia. Nunca ha sido de perder oportunidades. Tenían un trato, le dijo a la joven. Él construiría para ella un acueducto que cumpliera con sus deseos y, entonces, ella le entregaría su alma. Siempre y cuando consiguiera cumplir el encargo en una noche. El acueducto que tenía que salvar esos 16 kilómetros hasta la sierra tenía que estar preparado para servir a los segovianos a la mañana siguiente.

La Fundación Santa María la Real publica 'A propósito de Satán', un volumen que reúne siete miradas de expertos sobre las claves de la iconografía diabólica en el románico.

* Ver también: Canal Patrimonio. La figura de Satán en tiempos del románico 


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